domingo, 9 de septiembre de 2012

Recuerdos

Papá decía que leyera un libro cuando sintiera a la soledad susurrándome, yo prefiero leer la vida: rostros que cuentan historias magníficas y que llevan algunas ilustraciones del pasado. El dorso que conserva tantos besos como estrés. Las líneas de las manos marcadas por un destino confuso, como árboles despeinados de los que las hojas caen y donde las flores se posan. Unas nalgas que se balancean junto a tus pies que multitud de lugares han visitado y asimismo cargan desamores encadenados.

Anoche no encontré ningún relato, fue como de repente perder un don, perder la vida. Quizás dejé llegar la soledad bastante lejos y entre las escondidillas me atrapó. Me entregué a las olas agitadas del muelle en cuanto arrullaban los granos de arena que arrastraban mi condena y les susurré mi soledad como gotitas. Entre tanto, papá en su taburete leía en voz alta un viejo libro disfrutando de té y trozos de galletas. 


Ahora busco en los libros la soledad de papá.