lunes, 30 de enero de 2012

Quise escribirle al amor

El amor no me alcanza porque ya está perdido.
Fue tan fácil saborear el cielo cuando me sentía atrapada en tus brazos y asimismo cerrar los ojos dejándome llevar lentamente con el murmullo de tus palabras que se asemejaban al aletear de una mariposa. Tan rápido transcurría el tiempo que había un vaivén de detalles entre tú y yo que bastaban para llenar un armario entero. 
Pero sin pensarlo te fuiste por ahí, en busca de otras flores que ocuparán el jardín que tenías por corazón, desde entonces las regaste con dedicación e hiciste de ellas tu mayor admiración. Ya no estaba yo siendo el centro de tu pequeño mundo y ahí estabas tú, siendo el vacío de mi vida.
Mi labor diaria fue desde entonces querer extrañarte, no apareció una manera más sutil de adentrarte a mi vida de una vez y para siempre. Eché a perder mi cabeza y también mi corazón que no supieron entender cuando la seguridad no estaba en tus ojos y cuando el calor escapó de tus manos.


domingo, 29 de enero de 2012

Perdón si no me presento pero no me agrada mi nombre.

Las hojas de otoño chocaban con el viento como si estuvieran disgustados.
La silla se veía tan vacía, tan solitaria, contenía una tempestad que brotaba de aquella fría alma que deambulaba por ahí tratando de ingerir aire que alimentará sus gritos lejanos y mudos.
Caminó, como quien es empujada por las olas que fuerte avanzan para tener que ser devueltas al encontrarse con la arena, entonces estaba en frente de una puerta color marrón y de donde colgaba el número 306, nada más transmitía aquel trozo de madera, era tan vana.
No tuvo necesidad de tocar la puerta para anunciar su llegada, simplemente entró como cuando ya se tiene posesión de algo, percibió el calor de hogar y así, sintiéndose en casa, no halló más remedio que cumplir su cometido.
Salió, atravesando el mismo trozo de madera que anunciaba el 306, la perturbaban los sollozos. Ya no había calor de hogar, ya se había anunciado.
Se encontró en la misma silla, ahora cargada de dolor. Para entonces, las hojas ya no disgustaban con el viento... el viento disgustaba con ella.  

Si alguna vez tuvo vida, la tuvo para llevar la muerte.


jueves, 26 de enero de 2012

Sublime belleza.


- Estoy apartado.
Apartado del silencio que no lo deja respirar.
- Estoy tan cansado.
Cansado del sol y de la lluvia que lo persiguen sin cesar.
- Estoy lastimado.
Lastimado por aquellos que no aprecian su dulzura.
- Estoy perdido.
Perdido en la inmensidad de su cuerpo pero aún más en su infinita alma.
- Estoy aturdido.
De ver cómo la vida pasa y él se queda esperando a que el viento lo toque.
- Indescriptible.
Cada trazo de su piel lleva adjunta una leyenda.


jueves, 19 de enero de 2012

Des-entonar


Cada vez que camino en la calle intento descubrir qué piensa aquel extraño que va del otro lado de la acera.

No es fácil dejar de ser egoísta por un momento y pensar en el otro, ¿qué le preocupa, por qué tanto afán, estará enamorado? Un millón de preguntas invaden mi mente y sin embargo, no son más que personas del vaivén cotidiano.
Quisiera estar desentonando mediante una sonrisa sus caras serias y aplastadas que cubren una capa inmensa de cansancio, de ahogo, desespero, de ambición o de necesidad...entonces mi aspiración de alegría se esfuma y me encuentro de pie en medio de un montón de extraños que concuerdan conmigo.

martes, 17 de enero de 2012

Leve

Sentada en cualquier rincón, en medio del frío que brotaba de la soledad, sentada sin saber por qué sin querer un por qué.
Imaginaba, imaginaba cómo había transcurrido el tiempo mientras ella era levedad, tan sólo era viento helado que penetraba en las epidermis sin provocar cambio alguno.
Era tan efímera como las seis de la mañana, como los ocho, como las diez. Tan efímera como un sueño en la noche que se recuerda a las siete o a las nueve, carece de relevancia, y luego desaparece sin dejar rastro alguno.
¿A dónde habrá ido? ¿A dónde habrá ido tanta soledad? Un día desapareció, en medio de llanto y en medio de risa.

domingo, 15 de enero de 2012

El miedo es hoy mi segundo nombre.
Suavemente recorre mi cuerpo.
 Inicia en mi pie que se pierde en la inmensidad de la cama.
Sube a mi rodilla que choca con la tuya.
Alcanza mi abdomen que simula un inmenso océano en el que tú navegas sobre un pequeño bote.
Sin saberlo roza con mis labios, se introduce en ellos y parece que vomitará sinsentidos coordinados.
Se desliza por mi pelo, se enreda y en el instante en que te alejas me consume sin compasión alguna.
                                                      

Le llaman Monotonía

Despertarse en la mañana, ya sea con el pie izquierdo o con el derecho, buscando con silenciosa ansiedad el símbolo del amanecer. 
Abrir la llave de la ducha mientras te lavas los dientes, abrir la llave de la ducha lavándote los dientes pero al fin abrirla a tal grado que acaricie la mañana, que acaricie el sueño que cuesta recordar y que cuesta dejar de lado.
Tomar una tasa de café, de chocolate, de té, tomar una tasa vacía pero siempre tomar en la misma tasa, esa que envuelve fríos y calientes, que recuerda un desayuno en familia o una tarde de películas junto a la chimenea.
Ponerse en orden las prendas. No estará puesta la media sin antes estar puesta la camiseta, no aplicar lápiz labial sin haber escogido el color de los zapatos, no utilizar aquella pulsera sin buscar el anillo que la acompaña.

Aunque los días no sean iguales las compañías se vuelven rutina, qué difícil es acabar con ella, qué difícil es pedir que al día siguiente no se cometan los mismos errores del ayer.

Inspiradora

Es tener el recuerdo sentado a tu lado, es re-activar sentimientos lejanos, es sentir que se vive y se muere con tan solo dos notas sumadas a cuatro palabras que envuelven lo que fuimos y lo que queremos ser.
Una melodía, sea corta o larga, es precisa para cambiar la energía de todo un lugar. Tiene el poder de crear universos paralelos en los que se unen muchos o pocos para compartir un mismo pensamiento.

sábado, 14 de enero de 2012

Pequeños mundos

Qué curioso es encontrarse con un montón de mundos por segundo y sin embargo dejarlos pasar como cualquier página de revista. Aún más curioso es tener que enfrentarse a ellos desechando la idea de que un día rozamos su cuerpo en medio de cualquier callejón y no tuvimos la mínima sensación de querer hacerlos partícipes de nuestra vida.
Este es el pequeño mundo de cada uno, cargado de insensibilidad y descuido permanente.

Stranger

Raro, singular, ajeno, repentino, inusual, inesperado.
Tarde soleada, café cargado, hierba verde y nube que galopa.
Silenciosas sonrisitas, lejanos murmullos, suaves caricias, infinito con el alma.
Tinta que deja huella en la piel, que no se borra.
Huella estable, que se mueve, que se desliza pero que nunca abandona.
Movimiento singular, plural, alegre o triste y que jamás deja de ser cuerpo.
Extraño en los meses, los minutos, los días y las horas.
Vaivén de expresiones, sentimientos y opiniones; como de otro planeta.