martes, 17 de enero de 2012

Leve

Sentada en cualquier rincón, en medio del frío que brotaba de la soledad, sentada sin saber por qué sin querer un por qué.
Imaginaba, imaginaba cómo había transcurrido el tiempo mientras ella era levedad, tan sólo era viento helado que penetraba en las epidermis sin provocar cambio alguno.
Era tan efímera como las seis de la mañana, como los ocho, como las diez. Tan efímera como un sueño en la noche que se recuerda a las siete o a las nueve, carece de relevancia, y luego desaparece sin dejar rastro alguno.
¿A dónde habrá ido? ¿A dónde habrá ido tanta soledad? Un día desapareció, en medio de llanto y en medio de risa.

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