domingo, 9 de junio de 2013

Hoy es domingo. Los domingos son sinónimo de tristeza.

"A lo mejor otras podrían explicarlo mejor pero yo siempre he sido igual, es mucho más fácil hablar de las cosas tristes que de las alegres.
- Una ley -dijo Gregorovius-. Perfecto enunciado, verdad profunda. Llevado al plano de la astucia literaria se resuelve en aquello que de los buenos sentimientos nace la mala literatura, y  otras cosas por el estilo. La felicidad no se explica".
Rayuela, Julio Cortazar

¡Qué difícil es huir de la tristeza! Es como un abrazo de despedida tan profundo como para dejarlo ir, sólo queda responder a él y entonces, todo pasa lento, como si el reloj disfrutara del momento y se sumara también. Así que los recuerdos se echan a rodar y se convierten en el idioma de dicha tristeza que atraviesa por la memoria con su andar frío, desolado, firme.
Durante los últimos meses la llevo puesta a diario (en los labios mientras sonrío) e intentó disimular, sin embargo me atrapa en las noches cuando el llanto deja de ser la primera opción y el pecho duele, el corazón duele aunque la ciencia diga lo contrario y se tiene una prisión en el alma. Como si la semana entera se convirtiera en domingo.

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