domingo, 5 de agosto de 2012

For sale

Pagué unos dólares de más que conservaban el olor de aquel cajón donde se ocultaban algunas mariposas. No podía ir contra la corriente; tuve que darle una nueva oportunidad a ese músculo latente que comprimía tanta tristeza regalada, para mí el camino de tropiezos ya impregnaba mi memoria -dejando de lado que quienes tanto han caido señalan la importancia de tener la frente tan alto como se pueda-. Cuando el naranja entraba por mi ventana, tomé el teléfono con duda, opté por cambiar mi voz y cerré el trato repugnante del amor, los datos: Lunes a las 4pm en el café del centro.
Lunes impaciente y fracasado, mi lunes debí decir, mi día, mi corazón agitado. En la mesa 8: cabello corto y castaño, abrigo, botas y un paraguas, mientras en mi mano un sobre, un nombre y unos cuantos dólares con olor añejo, con traje de sol cuando hace frío. 
Para las seis fue más que el calor del café, me deje llevar por la charla planeada, por la compra obtenida, por dólares gastados. 

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