domingo, 4 de marzo de 2012

Something stupid

Eramos de ese amor sin fronteras, ese amor en que ya nadie cree.
Nuestros días desgastantes, eran reparados con un baño entre burbujas jugando a envolver nuestras vidas en  una pompa de jabón. La calma se definió entonces en sentir el calor de tu cuerpo flotando sobre el mío y cerrar los ojos para perderme en la melodía de tus suspiros tan suaves e incesantes, tan sordos y tan mudos.
Yo no quería un para siempre, tan sólo te pedía que me amaras, que amaras mis defectos sobre mis virtudes y que volarás conmigo mientras paseábamos por el parque alimentando golondrinas. Yo no te pedía un día más, yo sólo deseaba compartirte mis locuras, sentir que era entendida y jugar a entenderte, quería componer el rompecabezas del amor junto a una taza de café, no cargada y con azúcar como tanto te gustaba.
Hasta entonces, creía lo imposible e iba en busca de ello, me alimentaba de tus saberes y así iba compartiendo mis ilusiones contigo para no dejar que la soledad se apoderara de ellas y tal vez se las llevará junto al olvido. Me dejé llevar silenciosamente, por tus cosquilleos que prometían alegría y no escondían una segunda intención, y no te niego que disfrute el momento.
Ya sé, ya sé lo que vas a decir, "llegó la despedida" y por más tristes que sean lo tengo que admitir, no quiero ser la cenicienta y mucho menos la bella durmiente, yo no soy una princesa y tampoco vivo en un cuento de hadas. No te digo que lo olvidaré porque cada vez que coma cereal estarás dibujado entre la leche, sin embargo consentiré la despedida y viajaré con tus recuerdos conservados en una pequeña cajita.
Te deseo lo mejor porque no alcanzamos la perfección pero tal vez un día la sientas cerca.

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